domingo, 25 de septiembre de 2016

LEYENDO ENTRE TENEDORES, CUCHARAS Y CUCHILLOS


LEYENDO ENTRE TENEDORES, CUCHARAS Y CUCHILLOS





Siglo XXI, las nuevas tecnologías invaden nuestros espacios terrestres y aéreos. Los niños parecen nacer programados, de tal manera, que están capacitados para manipular cualquier tipo de maquinita que caiga en sus diminutas manos. Podemos realizar visitas virtuales a tiempo real. Realizar viajes a cualquier punto del mundo prácticamente con un chasquido de dedos. Casas domotizadas que, al día de hoy, lo único que no son capaces de hacer, por sí mismas, es desplazarse de un lugar a otro sin ayuda humana. Somos capaces de buscar bichos virtuales por doquier, etc., etc., etc., y seguimos sin saber comer, sí han leído bien, “seguimos sin saber comer”. ¿Curioso verdad? No sólo resulta curioso, sino, que resulta lamentable.

Día tras día, intento encontrar una mínima explicación a un hecho que es vital para la supervivencia, y que practicamos miles y miles de veces a lo largo de nuestra vida ¿Cuánto tiempo necesitamos para aprender? ¿Será que no ponemos el interés suficiente? ¿O quizá, que no tenemos constancia de la importancia que supone hacerlo correctamente?

El comer es un acto social desde nuestra más tierna infancia. Fiestas apoteósicas de bautizos, cumpleaños, santos, comuniones, despedidas de soltero/a, bodas, despedidas de casados, empresa,…, porque es viernes, porque hemos quedado, porque es navidad, porque, porque….  Estamos adiestrados para realizar cualquier tipo de actividad en solitario, pero no sucede así lo mismo, cuando comemos acompañados por la árida soledad.

Saber comer, en ocasiones, puede determinar nuestro futuro ¡Qué fuerte! Alguno de ustedes puede pensar ¡Margarita, te has pasado! El futuro es incierto sí, pero si no dominamos el arte del buen saber en la mesa, nuestro futuro pasará a ser más predecible de lo que imaginamos.

¿Sabías que cada vez son más numerosas las organizaciones empresariales, que desde el departamento de Recursos Humanos, incluyen almuerzos o cenas de trabajo para determinar la selección del personal que formará parte de su estructura organizacional?

¿Nos hemos planteado, el porqué de algunas citas amistosas, amorosas o de conquista quedan relegadas al recuerdo? Algunas personas son rechazadas por el otro/a, simple y llanamente, por la forma de comer y/o la actitud que presentan en la mesa. Lógicamente, este factor no será determinante para la totalidad de los individuos, pero sí, para aquellos que son capaces de leer entre tenedores, cucharas y cuchillos.

No todo consiste en conocer para qué sirve cada uno de los utensilios que encontramos dispuestos sobre la mesa en un banquete o comida de negocios, o si debo tomar las gambas con cuchillo y tenedor, esto me atrevería a decir, que es casi lo de menos. Muchas son las lecturas que se pueden realizar en torno a una mesa que denotan educación, generosidad, don de gentes, cultura general, compromiso, interés, respeto,…

La mesa es una fuente inagotable de información que puede estar a nuestro favor, si la sabemos gestionar adecuadamente, o por el contrario, jugarnos una mala pasada.

Por todo esto, y por mucho más, comamos y bebamos del conocimiento y la sabiduría.

Siempre y en todo lugar, aférrate al Arte del Saber Ser, Saber Estar y Saber Hacer.



                                                                       Margarita Martínez Mechó

No hay comentarios:

Publicar un comentario