miércoles, 26 de febrero de 2014

ADICTOS AL CONFLICTO: PERSONAS DIFÍCILES


ADICTOS AL CONFLICTO: PERSONAS DIFÍCILES

 
Foto: everystockphoto
Autor: Victor Bezrukov



A menudo, suele suceder que mucha gente difícil no es consciente de su comportamiento poco ejemplar. Actúan de manera impulsiva y de forma sistemática. La provocación se ha adueñado de ellos y la han convertido en su modo de vida.

El sujeto conflictivo está activo constantemente, me atrevería a decir que, hasta cuando duerme. Sobresaltos, movimientos bruscos e inesperados que convierten el lugar de descanso en un cuadrilátero de boxeo.

La persona difícil, reconoce sus debilidades e incompetencias sin llegar a aceptarlas, afectando de manera considerable a su lastimada autoestima. Se encuentra llena de energía destructiva, careciendo de aptitudes para transmutarla en constructiva, y cultiva el “Arte de la Provocación” con una habilidad pasmosa. Su herramienta favorita; una lanza de dos puntas con la que te irá pinchando hasta hacer reventar la tan estimable, valorada y necesaria paciencia sacando lo peor de ti. Aquello que desconocías que residía en ti, aflora para dejarse ver en multitud de desagradables, injustas y despreciables ocasiones, destruyendo las relaciones interpersonales.

-       Nos hacen cometer errores como ponernos a su altura.

-       Nos provocan un estado de insatisfacción, incomodidad que llegan a desencadenar en nerviosismo o ansiedad.

-       Bloquean y anulan nuestros pensamientos y actuaciones.

-       Consiguen crear un ambiente “IN”: intolerable, insultante e insostenible.

Por desgracia, encontrarnos con situaciones conflictivas es bastante frecuente en escenarios de la vida cotidiana: en un comercio, en la parada de los medios de transporte, en el trabajo, en los eventos...

Sujetos Conflictivos los tenemos para todos los gustos y de cualquier condición social.  Están aquellas personas desdichadas que sufrieron desde la infancia el abandono y/o el sufrimiento físico, intelectual y/o psíquico. Pasando por los que negaron cualquier oportunidad de formación y al día de hoy pagan las consecuencias laborales y personales, hasta llegar a los que sufren de una enfermedad convertida en crónica llamada “prepotencia del poder” o de ¿no sabe usted con quién está hablando?

¿Cómo reaccionar ante los adictos al conflicto?

Lo más fácil y rápido pero menos efectivo:
      - Montar en cólera.
      - Contestar bruscamente.
      - Ponernos a la defensiva.

Lo más adecuado y productivo:

- Sentir que controlamos tanto a nosotros mismos como la situación.

- Reducir cualquier tipo de reacción emocional para evitar el bloqueo.

- Hacer una pequeña pausa, unos segundos bastarán, para comunicar al sujeto en cuestión, que estamos desaprobando su comentario o su actitud.

            Tenemos que tener en cuenta que: si gritamos el gritará más que tu, si le increpamos el lo hará mejor que tu porque, no olvides que, él tiene el rodaje hecho y tu no. Entrar en cólera con la gente difícil es la manera mas perjudicial de reaccionar ante ellos, ya que producirá un efecto rebote que empeorará la situación.

            Otro aspecto que les caracteriza es el de ser abanderados de la sinceridad, “lo importante es decir siempre lo que uno piensa”, obviando las consecuencias por completo. Cuando uno dice todo tal y como le viene en gana, tenemos un alto porcentaje de molestar a los demás.

Lo más probable cuando suceden situaciones de este tipo es que las personas que le rodean, ya sean familiares, amigos, compañeros,… se alejen de este ser que les perturba la convivencia. Este tipo de personajes son comúnmente conocidos como personas  “tóxicas”. Ya sea por nuestra salud física y/o mental, sentimos la necesidad de mantenerlas alejadas cuanto antes de nuestro entorno. La dificultad surge cuando se trata de personas cercanas y esta determinación no se puede o no se debe llevar a cabo, por las circunstancias o las consecuencias colaterales que se puedan derivar. En estos casos deberemos recurrir a técnicas de comunicación efectiva, empatizar creando vínculos afectivos y mantener en todo momento una actitud proactiva.

 

                                           Margarita Martínez Mechó

           

jueves, 13 de febrero de 2014

UN SALUDO, ¡POR FAVOR!


UN SALUDO, ¡POR FAVOR!

 

¿¡Pero qué trabajo cuesta decir!: ¡Buenos días!, ¡Buenas tardes! o ¡Buenas noches!? Pues al parecer a ciertas personas bastante.

Llevo cerca de 24 años trabajando en una Institución, los mismos 24 años con muchos de mis compañeras/os. Pues todavía al día de la fecha, sigo esperando un saludo de cortesía por parte de alguno/a de ellos/as.

El saludo no se le puede negar a nadie, a excepción de aquella/s persona/s con la que hayamos tenido un encuentro desafortunado o insatisfactorio que concluye en un identificador de posiciones ¡Tú allí y yo aquí!

Lo más curioso del tema resulta cuando los encuentras frente a frente, o  dentro de una cajita de 1.5 x 1.5 llamado ascensor: sus ojos recorren tu cuerpo desde arriba hacia abajo y luego al contrario, hasta recuperar la posición inicial…, su mirada se clava en tus ojos atónitos y de repente piensas… ¡Hoy es el día! ¡Hoy toca! ¡Pues no, de nuevo falsa alarma! Lo hacen para recordar a quién no quieren obsequiar con un pequeño indicio de buena educación.

No me importa, o quizá sí, querido conocido, vecino, compañero o extraño, a pesar de que  el error lo estés cometiendo tú, de ti depende  cambiar esta actitud descuidada  por otra  mucho más positiva y gratificante. Aún así, yo seguiré dedicándote una de mis mejores sonrisas y deseándote: ¡que tengas un feliz día!

 

                                           Margarita Martínez Mechó